martes, 31 de agosto de 2010

RECORRIENDO LA MUJER MUERTA: DESDE EL PUERTO DEL PASAPÁN A LA PINAREJA (2193m.) PASANDO POR EL PICO DEL PASAPAN (2000m.) Y PEÑA DEL OSO (2196m.)

Hola de nuevo amiguitos montañeros y de los perros. Como os he comentado en el cara libro (eso que llamáis Facebook algunos, pero que yo como perrita bóxer ya es demasiado escribir en un teclado con mis pezuñas… ¡como encima para saber inglés!) ya os dije que ayer me llevaron Karlitos y Mary a siete picos, bonita ruta, y ya corta para Karlos y Mary, que están en plena forma y el cuerpo les pide más. Como les pareció poco, hoy hemos subido a la mujer muerta, pero no a la pinareja (la cabeza), o peña del oso (la tripa), sino que hemos recorrido todo su cordal, toda la silueta de la mujer muerta, desde el puerto del pasapán, pasando por el alto del pasapán (los pies) y continuar hasta la peña del oso y la pinareja, para después descender por la norte de la pinareja en absoluto descenso de canchales, sin estar yo muy acostumbrada a ello. A esto añadir, que no empezamos en el mismo puerto, sino que subimos desde la cañada real soriana occidental (desde el panorámico), por lo que llegamos al puerto con un par de horas ya, en pleno veranito, con mucho calorcito, que para mí, como perrita bóxer, con pelaje oscuro, no se convierte en un paseo tan divertido como los que me suelo dar con ellos en invierno. Además, una perrita como yo, puede descender muy bien un desnivel como el de la cara norte de la pinareja, pero si este es de nieve, o de tierra, etc. No de canchales, que no llevo botas de montaña como las de Mary y Karlitos, que voy con mis cuatro patitas al “aire libre”, exponiendo mis pezuñas y almohadillas a todo tipo de desgaste, roce, etc.
Sin embargo, como es otra de las rutas que me sacan de casa (y es lo que mas deseo en este mundo) os empiezo a contar paso a paso como fué, además, en esta ruta vuelvo a pisar varios "dosmiles", que se suman a mi gran reto, el de ser la primera perrita boxer que se hace montañera y pisa todos los dosmiles de las sierras de Ayllón, Somosierra y Guadarrama (incluidos todos los picos, puertos, cerros, collados, por encima de los dos mil metros de altura).

Mi aventura de hoy comienza cuando me sacan de casa y me suben al coche, yo ya andaba muy nerviosa, emocionada y con muchas ganas de empezar a corretear por el monte, y Karlos también andaba un poco nervioso, pero por que iba a ser su último día de verano, terminaba Agosto y mañana empezaba a currar, pero bueno, sería una seman atranquila, sin niños hasta la semana siguiente, así que como profesores que son Karlos y Mary, si me aguantan a mi, que soy una perrita a veces traviesa, ¡como para no aguantar a humanoides jovencitos! (guau, guau)

Mary nos trajo a esta ruta, como ruta de final de verano (aunque seguiremos saliendo todas las tardes del mes de Septiembre al mone ) y de la misma forma los fines de semana nos meteremos nuestros grandes kilometrajes por encima de los dosmiles, pero oficialmente, era la ruta de final de verano. Llegamos por la carretera N-603 de Segovia-Madrid hasta la altura del Km 81, donde nos desviamos por los edificios conocidos como el meteorológico, hasta llegar por un camino a la cañada real soriana occidental.
Dejamos el coche y yo bajé como un rayo, empecé a olisquear unas plantas, para ver si podía dejarlas en mi propiedad perruna o no y cruzamos una puerta giratoria.

Comenzamos a andar. A unos cien metros de coger este camino, que nos llevará directamente hasta el puerto del pasapán, vamos dejando a nuestra derecha unas antiguas naves de ganado.


Pasadas éstas encontramos un cruce de caminos, que ambos se pueden coger y se unirán unos kilómetros más arriba, pero Karlos dijo de seguir por el de la derecha que es el que más facilidad tiene para seguir y menos problemas de pérdidas. Yo creo que más que nada lo dijo porque es el camino que él conoce muy bien, pues es por el que sube mucho en mountain bike pedaleando hasta el puerto del pasapán, e incluso corriendo a veces conmigo, como se ve en las fotos que teníamos de archivo.


Nos adentramos en un monte de utilidad pública. El primer tramo es sombrío, que yo como perrita es lo que prefería, sombra, y sube muy poco a poco, entre pinares de repoblación de unos cuarenta años, por lo que no llegan a ser tan espectaculares como los de Valsaín. También podemos ver en este primer tramo helechos y enebro rastrero.

En cuanto a la fauna, no me encontré con ningún animalico a cuatro patatas como yo, ni perrunos ni de la zona, como son jabalíes, corzos, ardillas, que me encanta ver en mis rutas montañeras, pero que les dejo muy preocupados a Mary y Karlitos cuando empiezo a seguirles para juguetear por si me voy muy lejos y me pierdo, que a veces corro tanto que les pierdo de vista y de oído, y eso que cada vez voy perdiendo un poco más de sentidos, pero no me perdería de ellos ni loca, me daría a mi algo si me pierdo yo solita por estos pinares, creo que me quedaría hasta más preocupada que ellos, pero nunca será así, yo solo sigo a los animales para olisquearles, jugar y nada más. Además, los perros tenemos mucha orientación y nunca nos separamos de los dueños, son los dueños los que a veces se separan de nosotros los perros, o incluso los que a veces nos dejan abandonados, nunca nosotros a ellos.

Sin más ladridos, seguimos ascendiendo metros, de poco en poco y como curiosidad, vimos una caseta antigua de vigilancia forestal, que sí estamos a costubmrados a ver por el monte de vez en cuándo algún chozo, de piedra, pero no una caseta como ésta, de madera, que nos resultó muy curiosa, y Karlitos y Mary, como curiosos, se subieron a ella.

Pero volvimos enseguida a ponernos en marcha. Seguimos la pista, de arena, de calzada ancha, sin pérdida. En unos cuatro kilómetros desde el principio, puede venir el primer dilema, cruce de caminos. Sin embargo, conociendo el terreno, tomamos el de la derecha, que ahora es como más estrecho, pero es el que nos sube al puerto del Pasapán.
Sin embargo, si lo que queremos es atajar, podíamos haber recortado el recorrido antes, en vez de seguir por la pista todo el rato, coger mas abajo, a nuestro paso por el arroyo de las víboras, en un paraje bonito que hace curva, y hay unos árboles distintos a los de la zona, coger el GR 88 a la derecha, para subir por el margen izquierdo del río, alejandonos de él, y llegando en pocos metros, a la pista un par de kilómetros más arriba. La verdad que el GR 88 es la pista por la que venimos, pero originalmente, en la curva del arroyo de las víboras, se desviaba hacia arriba, que pasa desapercibido, ya avandonado hasta volver a enlazarla otra vez más arriba, y si no se conoce uno muy bien ese desvío-atajo, no encontrará, pero sabiendo las indicaciones, y como viene en algunos mapas, podemos atajar unos metros, pero para quien quiera ir por lo seguro, que siga la pista todo el rato.
En cosa de unos 5 kilómetros desde el principio, pasamos junto a una fuente, primero una, con un gran chorro que núnca deja de caer agua en ninguna época del año, y un corro bueno, así que decidí marchar correteando con mis cuatro patitas hasta él y refrescarme un poco, que el sol apretaba sobre mi pelaje marrón y necesitaba además beber mucho. ¡ay que ver lo que puede sufrir un perro en verano con su pelaje, el mismo que llevo tanto en verano como en invierno!
Un poco mas adelante nos encontramos con otra fuente. Y eso es lo que a mi como perrita me gusta, ir cerca de fuentes, ríos, pero Karlitos y Mary sabían que era la últma fuente que nos encontraríamos en el camino, pero como Sherpas buenos que son, llevaban agua tanto para ellos, como para mi.
Como curiosidad, alrededor de este manantial, crece la planta carnivora Drosera rotundifolia, pero que por muy carnivora que fuese, no come perritos, así que estaba bien tranquilita.
Tras la fuente, y también a la izquierda, hay una especie de chozo de pastores.
Tras unos siete kilómetros de pista, llegamos a una portera, que tras ella entraríamos en una finca particular, la finca de la Becea, que Karlitos, con su mountain bike, pasa y cierra sin ningún problema para ascender pedaleando hasta el mismo puerto, pero que nosotros, para atajar y ascender de manera más rápida al puerto, sin pasarla, giramos a la izquierda y vamos subiendo al margen izquierdo de la alambrada.
De esta forma atajamos y subiremos de manera más rápida, sin embargo, con mayor desnivel que si hubiesemos continuado por la pista normal. Atravesamos dicha pista más arriba y unos metros mas nos la volvemos a encontrar. Yo aún correteaba contenta, sin cansancio, sin embargo, no me imaginaba que lo duro de la ruta de hoy, y cuando el calor pegaría más fuerte, sería a partir de ahora.
Y de esta manera, con algo mas de dos horas de paseito y unos 9 kilómetros, nos encontrabamos ya en el puerto del pasapán (1845 m.), con el recibimiento de unas vaquitas. Las vistas desde el puerto impresionantes. En esta zona se repobló el pino negro (pinus uncinata) que se encuentra de forma natural en el Sistema Ibérico y en los Pirineos. Aunque aquí no ha alcanzado un gran porte, sirve de refugio para la fauna. En esta zona divisamos los vuelos del buitre negro, leonado y varias rapaces. Karlos decía que en esta época estaba prohibido el transito en la zona del espinar debido a los incendios, pero no nos influía a pesar de estar al otro lado de la alambrada en nuestra ruta, por que no descenderíamos hacia el río moros, sino que giraríamos a la izquierda, dejando la alambrada a nuestra izquierda, para seguir por el cordal de la mujer muerta, siguiendo toda su silueta, vista desde la submeseta norte. De vez en cuando hay itos, e incluso marcas blancas y amarillas, pero que se pierden con facilidad. Aunque de vez en cuando te vuelves a encontrar con el sendero estado orientado junto a la alambrada que va por encima del cordal.
En unos metros, coroné mi primer "dosmil" de hoy: El pico o el Alto del Pasapán (2003 m.) que correspondería a los pies de la mujer muerta, vista esta desde el lado Segoviano.
Desde aquí se divisaba la peña del oso, como se ve en la foto de arriba y varios de los picos del sitema central que superan los dos mil metros de altura y ya he pisado con mis cuatro patitas de boxer en todos ellos, son los de la foto panorámica que hizo Karlitos y Mary, que pinchando sobre ella podeis ver mejor:

Tras descansar y recuperar líquidos, que ya el calor nos acechaba a todos, nos propusimos subir a la peña del oso, la tripa de la mujer muerta. Pasamos primero por la peña de la apertura (2051 m.) tras la que hay un falso descanso, y continuamos hasta la cumbre real del Oso. Por el camino se podía apreciar restos de trincheras de la dura guerra in-civil de la que fue testigo esta sierra y el sistema central. Tras unos dos kilómetros desde el alto o pico del Pasapán y unos tres kilometros desde el puerto, llegamos tras una pronunciada ascensión, a la Peña del Oso (2192 m.)
Desde la famosa silueta de la mujer muerta que se aprecia desde la llanura Segoviana, la peña del oso corresponde a la tripa. Según el mapa que consultemos y según ciertos libros, la Peña del Oso y la Pinareja (la cabeza de la mujer muerta) tienen la misma altitud. Sin embargo, Karlos dice que según otros mapas y bibliografía existente, datan a este pico como el segundo más alto de este cordal, teniendo la peña del oso según la documentación que tomemos 2196 m. frente a los 2197 m de la pinareja.
Yo como perrita boxer, y a pesar de que mi reto es coronar todas las cotas (picos, cimas, puertos, collados, cerros...) que se encuentren por encima de los dos mil metros de altitud, no me importa en absoluto que una sea más alta que otra, si no las vistas de las que gozo desde aquí arriba, la satisfación de llegar a esta cima que tanto ven Karlitos y Mary desde su futura casa, y el tipo de ruta que me permite corretear con mis cuatro patitas.
Sin embargo, con el día caluroso que pasamos, y el no encontrar fuente alguna, ni agua, me sentía agotada, y busqué la única sombra que había por la zona para descansar un ratito, la sombra que producía el bloque geodésico del pico del oso, o también conocido como peña del oso.
Como os habreis dado cuenta, en pleno bloque geodésico, se encuentran dos osos de granito, uno que lleva bastante tiempo en la cima, y otro que acaban de dejar hace poco, algo más gracioso.
Tras descansar, hacernos unas fotillos en la cumbre y beber un poquito de agua que me dio Mary, cortando una botella, nos pusimos rumbo para completar el cordal íntegro de la mujer muerta.
Avandonando la peña del oso, que se encuentra administrativamente dentro de la localidad del Espinar, entre la llanura Segoviana al norte y el valle del río moros al sur, observamos como es cierto que tiene la mayor extensión de canchales de la sierra. Y no simplemente por que lo viéramos, si no que los pisamos, y desde aquí hasta el final de la ruta, cosa que como perrita, y teniendo en cuenta lo que sufren mis pisadas en verano por estos desniveles de canchales y granito, lo pase bastante mal, y eso que a veces se dice de mi que soy como una cabrita, pero no cuando llevo horas y horas por estos canchales...
Pero dejandonos de quejas y ladridos, fuimos avanzando por lo que son las manos de la mujer muerta, o lo que se conocen como los dedos entrelazados, caminando algunas veces por la derecha, y otras por la izquierda de estas paredes rocosas, "autenticos dedos entre lazados", divisando muy escasamente el sendero y de vez en cuando los algunos hitos. Llegamos al collado (2106 m.) que separa la pinareja de la peña del oso y continuamos la ascensión definitiva entre el canchal abrupto, pero sólido. No es necesario trepar en ningún momento para los humanoides, pero como perrita, no se hace nada cómodo. Poco a poco, aparece un camino de piedras gordas, más desgastado que el canchal natural, y asciende hasta la pinareja o cabeza de la mujer muerta, tras un kiómetro y media desde la peña del oso.
La Pinareja (2192 m.) también conocida por los Segovianos como la cabeza de la mujer muerta según se aprecia su silueta desde la vertiente sur, yace sobre una especia de almohada, que resulta ser el Cerro Muerte (de 2142 m.)
La Pinareja, siempre ha sido cortejada por una cruz de hierro, que desde hace algún tiempo ya no se encuentra en la cima. Como me podeis observar en la cima (foto de arriba), no aparezco junto a ninguna cruz de hierro. Igualmente, podeis apreciar lo sofocada que llegué hasta allá, espero volver en otra ocasión, pero con nieve, para evitar mis rozaduras y heridas en mis almohadillas.
En la cima, entre unos refugios de piedra, antiguas trincheras, comimos. Apenas ví sombra en todo el rato que paramos a descansar y comer. Los 5 litros de agua que llevaban entre Mary y Karlitros, nos lo bebimos entre los tres.
En la foto de abajo, está marcada en rojo nuestra ruta de vuelta al coche. Evitando así el estar varias horas y kilometros de más andando y a la vez, llegar al coche y punto de partida antes de que anochezca.
Comenzamos a descender desde la cabeza o pinareja misma, canchal abajo. Como objetivo teníamos llegar al pinar que se veía unos metros más abajo, y coger desde allí el cortafuegos que conduce hasta la cañada real soriana occidental. Sin embargo, el descenso de unos metros, se convirtió en una larguisima bajada de uno hora.
Acostumbrada a ir siempre por delante de Mary y Karlos, de esperarles en las cimas, y de hacer doble o triple de kilometros en cada salida al monte con ellos, esta vez fué al revés. Me tenían que esperar a mi, pues ellos con sus amplias piernas para ir de canchal en canchal, lo tenían mas fácil que yo con mis cuatro diminutas patitas.
Había momentos que veía que no avanzaba, y Mary y Karlitos me llamaban y animaban mucho para que avanzase con ellos. Pero en esta bajada que se me hacía interminable, poco a poco ví que el pinar cada vez estaba más cerca. De la misma manera, la cabeza de la mujer muerta quedaba mas lejos.
y tras una hora larga desde la cima de la pinareja, llegamos al pinar, al arroyo de la peña del oso, al inicio del cortafuegos por el que descenderemos dirección la cañada real.
Nada más llegar a este punto y cruce de "caminos" me tumbé a descansar. Dicen Karlos y Mary que me sacaron una foto bien bonita ¿será por lo bonita que salgo yo?
Por fin, después de descansar pude meter mis cuatro patitas en el arroyo a refrescar.
En este punto, hay que tener cuidado, por que hay una especie de bifurcación. Un cortafuegos que baja bien tendido dirección norte, y un camino que va llaneando paralelo al cordel de la mujer muerta sin ganar ni perder altura ninguna, dirección oeste. Pues bien, el camino ultimo que sale a la izquierda, será el que no hay que coger, pues tras un kilómetro aproximadamente de recorrido, termina. El "Camino" que hay que coger (que no es camino, sino un cortafuegos) es el que baja empicado enfrente nuestro.
Ahora si que descendemos altura rápidamente, aunque tragando mucho polvo.
Este cortafuegos, que baja a la derecha del arroyo de la peña del oso, nos llevaría directametne a la cañada soriana occidental (a la altura del canto del diente), y dependiendo de donde hayamos dejado el coche, se podría ir por ella caminando hasta el punto de inicio. Sin embargo, Nosotros bajamos por él hasta que se juntan los arroyos de la peña del oso y el arroyo de la pedrona, para adentrarnos en el pinar, pasando al otro lado del río por un paso bien acondicionado. En pocos metros, dejamos un antiguo chozo o caseta de piedra ya en ruinas a la izquierda, para coger otro de los caminos forestales, también antiguo GR 88, dirección derecha, en descenso, que no es por donde comenzamos a andar, péro se unen arriba (si ascendemos a la izquierda, pero que ahora no cogeremos).
Por lo tanto, descenderemos muy poco a poco por el pinar, para llegar por la pista forestal de arena a una puerta verde, que tras pasarla, saldremos del pinar y estaremos en la cañada real soriana occidental. Como éste no fué el punto donde dejamos el coche, seguimos por ella para pasar el arroyo de las víboras, donde también me pude refrescar y beber un poco, para llegar al choche de Mary, nuestro punto de inicio y de final de esta ruta circular de casi 8 horas (contando las paradas) y casi 20 Kilómetros.
Para terminar, y tras la silueta del cordal de la mujer muerta al final, os dejo las leyendas que caén sobre este conjunto de picos que intentan explicar este nombre, La Mujer Muerta, topónimo que se da, como ya hemos explicado anteriormente, al conjunto de montes de La Pinareja, Peña del Oso y Pico de Pasapán, que formando un destacado cordal y visto desde la llanura segoviana toma la aparente forma de una mujer tumbada, dormida o muerta, cubierta por un velo y con los brazos entrecruzados. Muchas coinciden en que esas moles son el resultado de la transformación que experimentó el cuerpo de una doncella que murió del mal de amores cuando su caballero partió para la guerra, olvidando cumplir la promesa de volver junto a ella.

Una leyenda con tonos pastoriles relata el amor de la bella hija de un granjero y un pastor de las cercanías. Éste al creer ver en otro pastor un posible rival, ciego de ira y celos lo mató, y acabó al mismo tiempo con el objeto de sus deseos. Pocos días después, en medio de una terrible tormenta la tierra tembló y apareció como por ensalmo esa gran mole rocosa, que recibió ese nombre.

Otra leyenda, más guerrera y menos romántica relata las luchas por la jefatura que llevaron a cabo dos hermanos, dice que hace siglos vivía en la zona una mujer con dos hijos que se odiaban; uno se fue a vivir a la zona de Madrid y el otro a la de Segovia. Un día coincidieron cuando iban a visitar a su madre y empezaron a discutir. Tanto se enfadaron el uno con el otro que comenzaron a tirarse piedras. La madre intentó pararles y se puso en medio de los dos, pero la furia les cegaba y la madre cayó muerta y sepultada por las piedras.

Por último, una tercera leyenda indica que, en tiempos remotos, dos caballeros se disputaron el amor de la misma mujer y comenzaron una lucha a muerte; la mujer, intentando separarlos, se interpuso entre ellos mientras luchaban y fue atravesada por las espadas de los dos pretendientes. Tras su muerte, durante la noche se desencadenó una terrible tormenta que modeló los montes cercanos con agua y viento para formar la figura de la mujer asesinada.




Nos vemos por el monte, un saludo perruno y a la vez montañero de vuestra amiga Marea.

y por cierto, en cada salida al monte... ¡¡Respetar el medio natural!! U os tendré que meter un buen ladrido y mordisco como sus vea que dejáis algo de basura en él.

1 comentario:

  1. Guau Marea!! soy Dana, una perrita labradora que quiere llevar a sus dueños a hacer esta ruta tan bonita!! solo que ellos se pierden fácilmente y de mi no se terminan de fiar, ¿no tendrán tus dueños algún track de esos que utilizan los humanos tan faltos de olfato para guiarse? pese a tus doloridas almohadillas, ¿volverías de hacer esta ruta sin nieve? muchas guauuu!!

    ResponderEliminar