martes, 7 de septiembre de 2010

CABEZAS DE HIERRO MAYOR Y MENOR (2383 m.)

Hola amig@s perrun@s y montañer@s. Hacía tiempo que no actualizábamos el blog, pero en una semana, tras nuestra afición a subir al monte, ya tenemos cantidad de rutas para subiros. Hoy me he dispuesto a teclear con mis patitas de perrita bóxer poco a poco esas rutas y ascensiones, y eso que las tengo cansadas y con dolores en las almohadillas. Cansadas de andar en una semana 50 Km y varios de esos Kilómetros por encima de los 2.000 metros de altura, y encima por canchales con un gran desnivel y mucho calor, vamos que lo poco aconsejable para un perro es lo que me he tirado haciendo esta semana, y de ello, mis almohadillas como os contaba, se han resentido bastante. Si hace una semana volvía a subir a siete picos, incluido la escalada al séptimo pico, que como perrita se hace un poco complicado, al día siguiente Karlitos y Mary me metieron una ruta de 20 Km. saliendo de la cañada real soriana occidental en el término de La Losa, para ascender al puerto del pasapán y desde allí recorrer todo el cordal de la mujer muerta (ascendiendo al alto del pasapán, peña del oso y la pinareja) todos ellos por encima de los dos mil metros. Y para poco, en pocos días después, el Sábado pasado, subimos a Cabezas. Así es como lo llamaba Karlitos, pero en realidad las denominan cabezas de hierro mayor y menor, dos picos entre los que conocí a unas cabras pyrenaicas o montesas muy majas y pude juguetear un rato con ellas, tal y como se ve en el vídeo.

En la ruta de hoy que os contaré más adelante, después del video, realizamos 16 kilómetros, en un tiempo de 4 horas y media en movimiento, y unas 5 horas y media en total.




Las Cabezas de Hierro son dos de los picos más importantes de la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central) y los segundos más altos de la misma (tras el pico Peñalara, pero yo dudo un poco de esta afirmación entre los montañeros, porque he estado en una cota más alta que estos y menos que el pico Peñalara, en Claveles) pero bueno, por unos metros no voy a darlo más importancia.
Las cabezas de hierro se encuentran en el límite entre los términos municipales de Manzanares el Real, al sur, y Rascafría, al norte, en el noroeste de Madrid.
El nombre les viene a estas cimas porque contienen algo de hierro magnético cerca de las cumbres.
El más alto de los dos es la Cabeza de Hierro Mayor (2.383 m), siendo el segundo pico más alto de la Sierra de Guadarrama (o tercero según cuenta Karlitos a Mary). Su pico hermano es la Cabeza de Hierro Menor (con 2.374 m).
Representan la mayor elevación de la Cuerda Larga, y están situadas en el centro de ésta línea montañosa. Al oeste está el Cerro de Valdemartín y al este la Loma de Pandasco. Tienen un perfil redondeado, visible desde más de 140 km de distancia, en la submeseta sur, e incluso en algún punto desde el noroeste también. La vertiente sur de esta montaña está dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y es el punto más alto de este espacio protegido. La Pedriza y la Garganta del Manzanares se extienden por su ladera sur y el valle del Lozoya por la cara norte. Por encima de los 2.000 metros de altitud el paisaje está dominado por los canchales y algunas praderas alpinas. Por debajo de la citada cota abundan los bosques de pino silvestre, especialmente densos en la cara norte.

En cuanto a la fauna, en esta zona predomina la cabra montesa o pyrenaica, con las que me crucé y nunca antes había visto, así que ¿normal que haga lo que aparece en el video de intentar saludarlas no? Lo que pasa que salieron corriendo simplemente por instinto animal, no son del mundo canino, claro… Una vez dada esta información básica para situaros en la zona que recorrí, os contaré paso a paso la ruta, que salimos desde el Puerto de Navacerrada (a 1.858 metros de altitud) y subimos dirección la bola del mundo por el camino de las cabrillas (que es el camino que sale a la izquierda del telesilla) de arena. También se podría subir por la pista de hormigón, que en este día la estaban asfaltando, para dejarla a punto, para el día de la vuelta, que tendrá un final en alto en este punto del sistema central la vuelta a España este año. Karlos, mi sherpa en la montaña ahora, hace unos años fue ciclista, y mira que sigue la vuelta a España, el tour, y sigue con la afición, pero no le parece del todo bien el impacto que puede provocar una llegada en un punto como este, con gran afluencia de gente, que algunos seguro que suben en telesilla y todo, también subirán vehículos de gran tonelaje y acabará todo esto, sólo por unas horas, como un vertedero, entre la gente que trae sus comidas, bebidas, botes de pintura, etc. Que ya podían tener un poco de cultura y llevárselo todo a casa, que no les cuesta nada, pero parece que mucha gente esto de tirar un papel al suelo le parece normal, ya lo podrían tirar en su casa, que lo mismo a ellos no les molesta, pero tirarlo en el monte, me parece no sólo un delito, sino un atentado ecológico, pero bueno, esto no es sancionable, y sin embargo que yo camine como perrita suelta, sin correa, sin ir atada, si lo es por aquí cerca, en el parque natural de Peñalara, y tirar basura no. Por eso no les parece muy bien a mis sherpas Mary y Karlitos todo lo que están haciendo en este lugar, que si ya era poco especularlo con las pistas de esquí, el telesilla y el parking de pago, ahora con el espectáculo de la vuelta ¿a dónde vamos a parar?.
Sin más comentarios, pero con muchas ganas de subir, llegamos por el camino de arena al ventisquero, giramos radicalmente a la izquierda, dejando la garganta de los infiernos a nuestra derecha mientras empezamos a subir un desnivel pronunciado que nos lleva a coger la pista de hormigón o asfaltada (para cuando ya leáis todos esto) y la seguiremos hasta llegar a la primera guarramilla (2178 m.), en donde tenemos un bar (la bola) y la estación superior del telesilla, que este día estaba “en marcha” y no sólo nos dimos cuenta por ver en movimiento los cables, si no por el espectáculo de señoritas y señoritos con sus zapatos y ropas de domingo que nos encontramos arriba sin sudar (eso sí, habrían pagado su dinero por el trayecto de un par de kilómetros, casi el mismo por el cual mis sherpas pueden viajar más de un centenar de kilómetros en autobús, coche o ave).
Desde este punto, en algo menos de medio kilómetro, llegamos a la Bola del Mundo o Alto de las guarramillas (2257 m.), que son bien visibles, estilo el cohete de tin-tin.
Desde aquí, ya con 3 kilómetros de ruta, giramos a la izquierda hacia la segunda guarramilla (2225 m.), desde aquí seguiremos dirección Este, todo el rato, andando por la línea de la famosa cuerda larga, que ya os contaré en otra ocasión.
Enseguida empezaremos a descender hasta el collado de las Guarramillas (2158 m.) con una distancia ya de cuatro kilómetros y medio, yo aún caminaba contenta, correteando con mis cuatro patitas de perrita boxer, sin sentirme cansada, ni acordándome de mis almohadillas, de mis patas, y el calor aún no me acechaba, pero empezamos a subir dirección Valdemartín por el senderito, a la derecha de una de las pistas de valdesquí hasta llegar a la cumbre (2272 m.), con algo más de 5 Km. Desde la cima empezamos a descender cosa de un kilómetro hasta el Collado de Valdemartín (2151 m.). Ya sólo nos quedaba afrontar las dos últimas ascensiones a cabezas de hierro menor y mayor y llevábamos a nuestras espaldas 6 kilómetros, de los cuales ya llevábamos más de la mitad por encima de los dos mil metros de altura. Comenzamos a ascender por el sendero (al principio) para ir llegando a la cima por canchales, divisando cabras montesas a nuestro alrededor, y a nuestra izquierda, predominando peñalara, y a la derecha los embalses de Valmayor, La Jarosa y Santillana, hasta que llegamos a la misma cabeza de hierro menor (2374 m.). Yo el calor ya lo iba notando bastante, debido mi pelaje oscuro, y me metía entre los huecos de algunos canchales para buscar el mínimo de sombra que da por esta zona, que es nulo. Tenía mucha sed, y no hay ni agua, ni fuentes ni ríos para darme ningún chapuzón, mojar mis cuatro patitas ni tragar ni una gota. Así que empecé a pasarlo mal, y deje de corretear y hacer al camino varias veces, dejando de adelantar a Karlos y Mary, de bordearles corriendo, de esperarles, a que me empezaran a esperar ellos a mi ahora. Desde cabezas de hierro menor, tenemos grandes vistas de todo el sistema central, las Submesetas y el bloque de cabeza de hierro mayor, destacando sobre la cuerda larga. Tras unas fotos, avanzamos por la cresta unos metros y comenzamos a destrepar el pedregal de esta cabeza. A Karlitos le veía más suelto que a mí, Mary se hacía uso de las manos, como todo el mundo por este descenso, pero yo, que a veces me comparan como una cabrita por los sitios que me meto y trepo, ya iba acusando el calor, y el dolor de mis almohadillas, tras los kilómetros andados que arrastraba conmigo por canchales de hace tan solo unos días por el cordal de la mujer muerta y su descenso por la cara norte. No sé si mis amigos lectores o seguidores llevareis animales al monte, pero por favor, en verano no los saquéis por sitios sin agua, ni en las horas centrales del día con tanto calor, ni mucho menos por canchales, ¡¡que esto no es para perros!!
Pero bueno, Mary y Karlitos me cuidan muy bien, que también disfruto mucho con ellos por el monte, y luego en las paradas se preocupan de darme agua (por eso son mis sherpas), comida, y me dejan descansar un ratito mientras ellos comen. Por eso, la ruta merece la pena, aunque mis patitas de perrita bóxer montañera sufren a veces bastante.
Y sufriendo un poquito, mientras a la vez estaba disfrutando del paseo, y de conocer en animal (por no decir en persona, que soy una perrita) cara a cara a unas cabras, llegamos al collado que separa ambas cabezas (2321 m.)
Tras él, comenzamos ahora a ascender para afrontar a nuestro objetivo: Cabeza de Hierro Mayor (2381 m.) en algo más de 8 kilómetros y dos horas y media en ruta.

Desde la cima contemplamos al norte el macizo de Peñalara (2430m.) y toda la cuerda de los carpetanos hasta el puerto de Navafría. Al Este continúa la cuerda larga. Al sur la pedriza, el pantano de Manzanares del real, la cárcel de soto del real y al Oeste todo el camino sufrido hasta llegar aquí, divisando igualmente la Maliciosa (2227 m.), Guarramillas (2257 m.), Siete picos (2138 m.), en donde estuvimos el Martes pasado, el Montón de trigo (2155 m.) a la derecha de éstos y justo detrás la Mujer muerta (La Pinareja 2197 m., la Peña del Oso 2196 m.) en dónde terminamos el verano el Miércoles pasado. Todo “dosmiles” ya pisados por mis cuatro patitas de bóxer, lo que pasa que como os he contado, en esta semana, entre la subida al séptimo pico de siete picos, el descenso desde la Pinareja por la norte y hoy, varios kilómetros y varios de ellos por roca y canchales con un gran desnivel, mis patitas se hacen pupa (las almohadillas de un perro, por mucho que éste este acostumbrado, sufren). Así que en la cima de Cabeza de Hierro mayor descansamos. Karlos y Mary estaban con mucho calor, llevábamos ya tres horas sin ver la sombra, y sol apretaba mucho, y yo con mi pelaje oscuro, empecé a tener mucha sed, menos mal que Mary se acordó de llevarme un cuenco para rellenar de agua, pero no había terminado de echármelo y yo ya me lo había bebido, lametazo a lametazo. Ellos también bebieron cada uno más de dos litros, y yo estaba por la labor de meterme a mi cuerpecito fibroso de bóxer otros tantos, pero imaginaros ya cuanto peso llevaban en sus mochilas (¡si es que por eso los considero mis Sherpas!).

Desde este punto, se puede continuar la ruta hasta el puerto de la Morcuera, para terminar la cuerda larga, que ya os contaré cuando la realicemos y os la suba al blog, o volver por el mismo sitio que hemos llegado, que es lo que nosotros tres hicimos.

Tras comer e hidratarnos, y yo descansar (aunque creo que Karlos y Mary también descansaron, a pesar del calor sofocante) nos pusimos de vuelta.

Karlos explicaba a Mary que esa es una zona que él ha visto cambiar mucho de verano a invierno. Hoy el sol aprieta, pero Karlos conoce en invierno esta cima (incluso su ascensión por los tubos de la norte) y dice que en la época invernal, esto tiene metros de nieve, el viento puede soplar tan frío que es típico ver hipotermias, y las nubes que ciegan la orientación de muchos puede hacer una pesadilla esta cima. Así que amiguitos, tener mucho cuidado al realizar esta ruta, ya volveremos en invierno y os subiré un video, pero tener en cuenta estas indicaciones y sobretodo, cuidado con la orientación, a medio día suelen levantarse más las nubes, pero la línea que hay que seguir hasta aquí desde las Guarramillas o bola del mundo es ir siguiendo el “Este”, mientras que para volver hasta las Guarramillas, no hay que perder dirección “Oeste”, y sobretodo no confundir las pistas de esquí de Valdesquí, con las de Navacerrada (Guarramillas) y sus telesillas, pero eso es sólo cuestión de contar cuantas cotas has subido y bajado para llegar hasta aquí, y volver a realizar el mismo camino pisado, pero al revés.

Con estas indicaciones que oía a Karlitos contar, llegamos a los canchales de cabeza de hierro menor. Olisqueé algo animal, cercano, levanté la mirada y divisé unas cabras montesas, me fui a intentar jugar con ellas, conocerlas de cerca, olisquearlas, como hago con otros animales, pero su instinto de no dejar que me acerque me recuerda que sólo los perros somos los que hacemos estas cosas (cosas de perros, guau, guau).

No les sentó muy bien a Karlos y Mary que me echase esta carrera, pero a la vez, sé que les pareció muy gracioso.

Volví y empezamos a trepar para llegar a cabeza de hierro menor (2374 m.).

De cabeza de hierro menor bajamos al collado de Valdemartín (2151 m.). De allí otra subida más hasta el cerro de Valdemartín (2272 m.). Yo ya tenía mis pezuñas ardiendo, una sed perruna increíble, que ya sólo soñaba con ríos de agua, y yo correteando entre ellos, pero la realidad era distinta. La verdad que para Karlos y Mary, no les resultó una ruta tan dura como otras, pero a mí, tras lo que vengo arrastrando de ésta semanita, mis pobres almohadillas y el calor, me sentía sofocada.

Karlos y Mary me animaban, me crucé con otro amigo perruno, pero éste sí que iba con alforjas, y le dije con unos ladridos que espero no lo pase tan mal como lo estaba pasando yo, nos olisqueamos y cada uno siguió su camino con sus respectivos sherpas.

Nosotros llegamos poco a poco al collado de las Guarramillas (2158 m.). Desde aquí ascendimos al alto de las Guarramillas (2257 m.), conocida, como os he tecleado varias veces con mis pezuñitas de bóxer, la bola del mundo o los cohetes de tintin (que también viajaba el cachondo con un amigo perruno, mi amigo perruno Milú).

Desde aquí, echamos una mirada atrás, y vimos todo lo andado. Nos queda poco más de 4 kilómetros para llegar a nuestro punto de inicio, el puerto de Navacerrada, así que en media hora de bajada ya estaría nuestra ruta de hoy bien concluida. Y así fue, tras 16 kilómetros de ruta, un calor sofocante, y poco más de 5 horas de marcha, concluíamos nuestro objetivo de hoy, las cabezas de hierro mayor y menor. Espero que os haya gustado mi descripción, no se puede pedir mucho a un perro que no ha ido a la escuela canina, y espero que si la realizáis algún día, nos veamos por ella, y me lleve vuestro una buena acaricia.

¡Nos vemos por el monte!

Un saludo perruno y a la vez montañero, ¡guau, guau! (Marea)

Y recordar, en cada salida al monte, ¡respetar el entorno! (u os llevaréis un buen ladrido y mordisco mio, eh?)

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